miércoles, 3 de noviembre de 2010

FORTRESS L.A/ Mike Davis

EL CASO DE LA UNIDAD HABITACIONAL "LA NORMA" Y EL DE MIGUEL HIDALGO EN EL MUNICIPIO DE ECATEPEC, ESTADO DE MÉXICO

Actualmente, la ciudad de México puede ser vista como una ciudad de ciudades, o bien, como una ciudad multicéntrica. En México, al igual que en Los Ángeles, coexisten privadas y "zonas populares" por ello son, desde mi punto de vista, ciudades fragmentadas.

En el caso de Los Angeles, la existencia de las privadas se relaciona, en cierta forma, con la idea de blindar a la ciudad de los pobres y la inexistencia del espacio público, por ello, se ha tratado de "ocultar" la pobreza y elevar la idea de la seguridad como uno de los fundamentos de la reurbanización.

A partir de lo anterior, Mike Davis destaca la función de la policía en Los Angeles. Ésta ha adoptado una función represiva, es el modelo de lo público como enemigo, es decir, la ciudad como fuente de mal, por ello, la policía toma el papel de salvar la ciudad. El gobierno, me atrevería a decir, vende seguridad y es uno de sus negocios exitosos, pues la escalada de medidas de seguridad genera una incertidumbre mayor de la que es. Resulta interesante también que la pobreza deja de ser un problema para convertirse en algo que es criminalizado.

Ahora bien, la barda, como se mencionó en el caso de Sakhansonke Village, es un hecho material de segregación y fragmentación del espacio público. Las fortalezas urbanas proliferan, es decir, aumenta el número de personas que pasa de vivir en un barrio más o menos libre a vivir en un reducto, ejemplo de ello, en México, son las personas que viven en la delegación Benito Juárez y se van a vivir a Santa Fe.

De igual forma, puede decirse que en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, la segregación por condición económica y la presencia de diversos estratos socioeconómicos, resultado de un proceso histórico, caracteriza el centro de la ciudad;  mientras que el Poniente se caracteriza por desarrollos habitacionales recientes destinados a familias de ingresos altos y el Oriente se conforma por extensos desarrollos habitacionales de interés social [1].

Desde mi punto de vista, una forma clara de percibir la segregación en México son las diferencias que existen entre los servicios de vigilancia en las distintas zonas de la ciudad, o bien, el cobro diferenciado de otros servicios como el predial, pues la política de servicios se orienta, las más de las veces, a la segregación espacial. Veamos un caso:

En el Estado de México, específicamente en Miguel Hidalgo (en el municipio de Ecatepec de Morelos), podemos hallar, desde mi perspectiva, un claro ejemplo de la segregación espacial. Esta zona se divide, de manera intangible, del resto del municipio, es decir, es una especie de ciudad pequeña dentro de una más grande. La razón de esta segregación se relaciona más con cuestiones de pobreza e inseguridad. En Miguel  Hidalgo, el alumbrado público es deficiente, lo cual provoca inseguridad en la población, además de que, generamente, las personas que habitan ahí son de clase media baja y baja.

Lo que ha ocurrido en Miguel Hidalgo es que la violencia y la inseguridad han incrementado en los últimos cinco años, a tal grado que ni los taxis ni la policía entran ya a esta zona después de las 10 de la noche, además de que la pobreza que sufren los habitantes de esta zona ha sido criminalizada por los habitantes de las otras zonas aledañas.  No obstante, la violencia, fundamentalmente, es recibida por los mismos habitantes de Miguel Hidalgo y éstos, en realidad, pertenecen a las clases populares, por lo tanto, la visión de la pobreza como criminalización puede ser contrariada.

Ahora bien, a diferencia de lo que pasa en Miguel Hidalgo, en Iztapalapa existe una unidad habitacional conocida como "la Norma" (se halla rumbo a Rojo Gómez y eje 5 sur); en este caso, aunque no es una privada, propiamente hablando, en la práctica si actúa como si lo fuera, pues las personas que viven ahí, usualmente, son de clase media alta y alta.

Esta unidad habitacional se halla segregada de manera tangible, es decir, por una barda y, además, en la entrada se encuentra una caseta de vigilancia que admite o no a las personas "de afuera". Dentro de la Norma se hallan tienditas improvisadas, pues son departamentos de las mismas personas que viven ahí. En este lugar, los servicios públicos son eficientes y la vigilancia es constante, pero se vigila más a los "extraños" que a los que viven dentro, por tanto, las privadas y las zonas populares coexisten.

Finalmente, con base en lo anterior, podemos decir que en México, tal como expone Mike Davis, ocurre una fragmentación y segregación del espacio público, a veces de manera tangible como las bardas y otras de manera no tangible como el caso de Miguel Hidalgo, pero lo cierto es que la segregación se alimenta de la desigualdad de dotación de equipamiento e infraestructura y de la desiguladad de políticas de vivienda y servicios Públicos [2].

Fuentes:
1.- Segregación residencial en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México, [en línea], Dirección URL: http://www.ub.es/geocrit/-xcol/418.htm
2.- Sobre los determinantes directos de la segregación residencial socioeconómica: el caso de la migración intrametropolitana; CEPAL-Serie, Población y desarrollo; [en línea], Dirección URL: http://www.eclac.org/publicaciones/xml/7/13877/lcl1997-P03.pdf

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